El hermoso objetivo inicial por la que fue constituida la Docta Casa fue la elaboración de un diccionario de la lengua española a la manera de los que ya existían para la francesa y la italiana (gracias al empeño de sus respectivas Academias). Para los Académicos «[n]o era decente […] que logrando la fortuna de encontrarla [la lengua española] en nuestros días tan perfecta, no eternizassemos en las prensas su memoria, formando un Diccionario al exemplo de las dos celebradíssimas Academias de París y Francia» ([Cassani] 1726a: xi, § 4).
En el Acta de la Junta académica de 23 de noviembre de 1713 se comenta el protocolo de actuación que debían seguir los Académicos: «Cada uno lea el [autor] que le tocare y haga un índice alfabético de las cláusulas que hallare en él ser a propósito para la autoridad de algún vocablo, y le traiga en pliegos separados, a fin de que el Secretario pueda entregar a cada uno de los señores Académicos la parte de los índices que le deba servir para la que estuviere a su cuidado del Diccionario».
Es así como surge el Diccionario de autoridades (1726-39).
Las listas léxicas que aquí figuran son de distinta naturaleza: provincialismos; voces de ciencias, artes y oficios; voces de germanía…
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